¿En qué creemos?
- Creemos en la Palabra de Dios como el manual de Vida, para guiar nuestra familia y matrimonio.
- Creemos en el Señor Jesucristo como Señor y Salvador
- Creemos en el Espíritu Santo como el Consolador, quien nos Empodera para formar principios en nuestras vidas
- Creemos en el Perdón, el Amor, la Restauración, y la Integridad como principios fundamentales de Vida.
- Creemos en la Familia como diseño de Dios, Un Hombre y una Mujer e hijos como resultado del amor, a la manera de Dios.
- No estamos de acuerdo con el Divorcio, creemos que siempre hay opciones, esperanza, y si dos están dispuestos a trabajar en sus debilidades, Dios puede obrar sobrenaturalmente.
- Creemos en el poder de Dios para restaurar Familias y Matrimonios.
- Creemos que la llave a la libertad es la Sanidad Interior.
- Creemos que si una pareja es restaurada, toda una generación es alcanzada para Jesucristo.
- Creemos que una pareja Restaurada será multiplicadora del Amor de Dios y que su experiencia de vida, será usado para levantar otras parejas.
Nuestra visión
Entendemos que el matrimonio es diseño de Dios y es un Compromiso para toda la vida, es una Institución que tiene trascendencia eterna, por eso nuestra Visión es trabajar en fortalecer la relación de la Familia bajo principios Bíblicos, Es importante que entendamos la visión de nuestro Ministerio. La podemos definir de forma muy sencilla: Sanar, Liberar, Discipular, Entrenar y Servir al Reino de Dios, siendo multiplicadores de esta visión, en cualquier parte del mundo.
Lo más importante, que una persona puede alcanzar en su vida es tener una relación íntima con Dios. Jesús nos dio esa oportunidad al morir en la cruz por nosotros y estableció gracia y misericordia para que todo el que quiera pueda alcanzar intimidad con Dios.
Nuestra meta es trabajar (ministrar) en las heridas emocionales, heridas del Alma, identificarlas para poder Sanar y de esa manera ya no será doloroso mirar hacia atrás y permitir que Dios se revela a nosotros para conocer de su amor y fidelidad.
Cuando tengo esa relación íntima con Dios puedo empezar a tener una mejor relación con mi familia, con el propósito de dejarnos transformar y reflejar la naturaleza de Cristo en nuestras vidas.